Un grupo de astrofísicos liderados por un mexicano lograron resolver un enigma sobre la Abundancia oculta de elementos pesados en el Universo.
Un equipo de científicos del Instituto de Astrofísica de Canarias en colaboración con la Universidad de Heidelberg y la Universidad Nacional Autónoma de México llevaron a cabo una investigación revolucionaria que ha resuelto un enigma del universo que lleva ocupando a la comunidad científica desde 1940.
Cabe destacar que la investigación que fue liderada por el astrofísico mexicano José Eduardo Méndez Delgado se publicó en la revista científica Nature y se logró establecer que se había subestimado durante 80 años la cantidad de elementos pesados que existían en el Universo.
El equipo descubrió que las variaciones de temperatura en las grandes nubes de gas donde nacen las estrellas son las causantes de subestimar la presencia de elementos pesados, esto podría marcar un hito científico a nivel mundial, ya que redefine lo que sabemos sobre la composición química de las galaxias.
En la investigación, que lleva por nombre “Las faltas de homogeneidad de la temperatura causan la discrepancia de abundancia en las regiones H II”, también participó el emérito astrofísico mexicano Manuel Peimbert.
¿Qué más reveló esta investigación sobre el Universo?
Según el estudio, durante las etapas de formación y muerte de las estrellas, la materia se acumula en enormes nubes de gas que son iluminadas por estrellas recién nacidas, conocidas como regiones HII, una de las más conocidas y que sirve para ejemplificar es la Nebulosa de Orión.
Los científicos también explicaron que la luz emitida por estas regiones puede ser observada incluso en las galaxias más distantes y es fundamental para entender la formación estelar y determinar la composición química del Universo.
Sin embargo, hasta ahora, las diferentes técnicas utilizadas para estudiar estas regiones HII no permitían determinar con precisión la abundancia de elementos químicos en las nebulosas, lo que había sido un desafío para los astrónomos durante las últimas ocho décadas.
Para esta investigación se utilizaron los telescopios más avanzados del mundo, incluido el Gran Telescopio Canarias y los telescopios del Observatorio Keck